Rendir Cuentas

Ramiro Francisco

Cuando nombraron a Joselito El BembĂș, como Supervisor de limpieza del barrio, todos nos pusimos contentos porque al fin, este iba a ayudar en algo a su pobre familia que malvivĂ­an en la mĂĄs espantosa de la miseria.

Cierto, que no era haragĂĄn. Ayudaba en lo que fuera con tal de tener algo para comprar cigarrillos, ron o jugar barajas.

Fue todo un acontecimiento ver a El BembĂș, con un carnet amarrado a un cordĂłn y que pendĂ­a de su cuello con foto y otros detalles, que indicaban su nueva categorĂ­a.

Nunca mĂĄs los “tĂ­gueres” del barrio volvimos a verlo entrar al colmado de Don Cholo donde se abastecĂ­a y siempre quedaba algo pendiente por pagar.

Tampoco su tĂ­a Chencha, volviĂł a verlo por su vivienda a la que acudĂ­a a comerse algĂșn trozo de batata cuando “la cosa se apretaba”.

Quienes solĂ­an verlo en “sus funciones” cuentan que daba Ăłrdenes con sobrada energĂ­a como si fuera un cabo de la guardia de la Era.

Del alcohol para limpiarse las manos, pasĂł a tomar el de las letras aquellas casi Ășltimas de nuestro alfabeto. No dejaba por nada el carnet, que “volaba” cual luciĂ©rnaga sobre su pecho.

El BembĂș, creciĂł en la “polĂ­tica” y nuevos vocablos entraron en su cotidiana conversaciĂłn: Proletariado, GeopolĂ­tica, neoliberal, empresariado, cuadros polĂ­ticos, banderĂ­as, corrupciĂłn, impunidad, y hacĂ­a gala de sus conocimientos de alta polĂ­tica sin conocer la definiciĂłn de lo que expresaba.

Casi no hablaba con los vecinos de su entorno porque era -segĂșn Ă©l – “perder el tiempo con ignorantes”.

AquĂ­ recuerdo a Balaguer en Los Carpinteros y el “mandito de Mundito”.

Al guardar la distancia y el tiempo, salta la confesiĂłn del ex presidente de la RepĂșblica Danilo Medina, cuando recientemente reconoce, que como partido no dieron la mejor versiĂłn de sĂ­, lo que contribuyĂł a la derrota electoral que experimentaron.

Si Joselito El BembĂș, se creyĂł la gran cosa siendo Supervisor de limpieza del barrio, ¿QuĂ© dejamos para un Ministro, Vice-Ministro, Embajador, CĂłnsul, Asistente, Ayudante, Alcalde, Concejal, Director…hasta para un empleado de undĂ©cima categorĂ­a?

Muchos con altos pagos de viĂĄticos, secretarias, mensajeros, choferes, y exoneraciones

El orgullo, la altivez, la soberbia, el creerse por encima de la Ley, y que iban a permanecer por siempre en sus cargos los llevĂł a realizar a muchos, sus funciones a medias, sin pensar que algĂșn dĂ­a tendrĂ­an que rendir cuentas.

Los nuevos funcionarios deben tener presente esas lecciones.

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